Ante el creciente número de migrantes a quienes la pandemia a obligado a quedarse en Monterrey sin la posibilidad de conseguir trabajo y a quienes no es posible hospedar en Casanicolás por temas sanitarios, hemos buscado la forma de compartir alimentos con ellos, servida con dignidad y abundancia.
Los migrantes lo han recibido con mucho alegría y agradecimiento a Dios haciendo oración espontáneamente entre todos.
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